¿Eres acaso una lectora anónima?
Me lees, me ignoras por las rayas en tu mente.
No te compliques por las tildes, ni por los adverbios.
Saber que me lees me hace temblar.
¿Qué hace tu ausencia con mi recuerdo?
Traza permanentes desgarros sobre mis palabras,
me perturba al fondo de la cálida mañana,
caza mis últimas alucinaciones con leones,
me hace escribir tempestades en el papel oxidado.
Te has convertido en el humo que sale por la ventana,
en el sueño que me despierta a media noche,
en la mirada perdida mientras subo las gradas hacia ese poste.
Me pierdo cada vez más lejos, más frío y más grave,
las aves ya no vuelan sobre tu trazo, el trazo de tu mano.
Conviértete más bien, en un nudo deshecho,
en un copo de nieve sobre el antiguo baile,
viaja libre, a las alturas, como hace años,
brilla debajo de la puerta cerrada,
no te quedes callada y dime algo, que siento que quieres leer alto.
Para las personas que temen decir algo esencial...
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