miércoles, 31 de julio de 2013

Te extraño

Te extraño
simplemente por aquello que no somos,
porque ni conmigo ni sin mi
te tengo
porque sos libre
te quiero.
Asi habitas el deseo
donde tejo la ilusion
de que no te vayas
de que te quedes un tiempo.
De que solo estamos hechos
de efimeros momentos
compartidos retasos
que solo sostengo
solo para verte de nuevo.
Porque ni conmigo ni sin mi
te tengo
porque sos libre
te quiero.
Encontrando motivos
para que sigas tu viaje
sostengo solo momentos
para verte de nuevo.

Mario Benedetti.

Espero curarme de tí

Espero curarme de ti en unos días.

Debo dejar de fumarte,
de beberte,
de pensarte.
Es posible.

Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo,
abstinencia,
soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho,
ni es poco,
es bastante.

En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra
y se les puede prender fuego.

Te voy a calentar
con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor
están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también
ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.

Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo:
“que calor hace”,
“dame agua”,
“¿sabes manejar?”,
“se te hizo de noche...”

Entre las gentes,
a un lado de tus gentes y las mías,
te he dicho “ya es tarde”,
y tú sabías que decía
“te quiero”.

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú quieras:
guardarlo,
acariciarlo,
tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto.

Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido
a estar saliendo de un manicomio
para entrar a un panteón.



Jaime Sabines.

Genoveva

Y si te digo que llegas tarde, 
no es para alistar maletas 
con paradigmas 
o conversaciones bizantinas.

Todo lo contrario,
es para llenarlo de una noche
llena de pedazos oníricos, 
aromáticos, sempiternos,
de kamizes mentales
empapados de tu partida.

Nunca será tarde 
si la noche es indeleble
en trazos estrellados
de esos tus sacros labios.

En algún momento perdido,
te beberé de un trago,
no te veré, 
pero estarás dentro mío.

No vuelvas Genoveva,
con tus lágrimas secas de cardos,
hazte mi cielo,
y quédate en mi poema.

Entonces nos callaremos, 
cuando la inmensidad de la noche 
acabe
y el cielo vanila asome,
nuestros cuerpos serán dos 
de nuevo.

El adiós inminente,
el nefasto vacío,
el espacio en mi pieza,
tu mirada en el recuerdo, 
el barro en mis ojos
y palabras que dicen 
“ya es tarde”. 

jueves, 4 de julio de 2013

Píntame

Píntame un sueño,
un sueño imperfecto
con nubes de elefantes
y países celestes,
donde las mujeres iluminan todo,
como amaneceres.
Un sueño donde las letras
vuelen con los sonidos del viento
y sean encontradas por oídos,
aquellos que dibujan voraces ilusiones.

Roba los colores de mi vida.
De los más oscuros,
toma mi odio por lo marchito.
De los cálidos,
toma el de mi abrazo que espera en otoño.
De los más fríos,
puedes tomar aquel que representa
el beso que nunca di antes de morir.
El color más lindo,
ponlo con tu sonrisa,
¡Esa sonrisa!

Usa mi piel como lienzo,
lo permito.
En ella, hay un mapa,
te lleva a cuentos apócrifos
de tierras transparentes,
y olvidadas;
escritas por trovadores,
y habitadas por el sol,
donde el silencio es necesario
para escuchar los deseos del vientre.

Pinta en mi sueño,
las comisuras de tus labios,
esos labios soberbios,
ponle el color carmín del atardecer,
encarna las brazas de tu fuego,
adórnalo con mordidas,
enmárcalo y guárdalo
en la eternidad de las horas.
Ponle comillas,
para besarlos en verso.

Píntame un sueño
y nunca lo despiertes.