Converger con tu filoso silencio ha quebrado mi teclado.
Es preciso limpiar mi modesto karma con estos ensayos.
A decir verdad, nuestra distancia e indiferencia se asemejan.
Son almas gemelas tiranas e incompatibles que se apartan.
Qué calma se siente en esta mezcla de lejanía y soledad.
Podría odiar brevemente los que fueron besos en mi vida.
Esos que, en el momento exacto, debieron ser eternos.
Torpe insensatez que rompes con mi ocaso sentimental.
Sí. Amé tu imperfección y celeridad en mis recovecos oníricos.
Tu necedad se fusionó con mis ganas de alimentarte de letras.
Letras que se alejaron de la simplicidad de la noche. Desafiantes.
Tus aires guerrilleros y caudillos me inspiran añorarte en rimas.
Separados aún más. Cómo predestinados a no ser. (Cortázar)
Nostalgia impura en mi aislamiento, te extraño brutalmente.
El llanto, mi silencio, el tuyo. Todos principios básicos de paz.
Qué son los mares sin orillas que se separan, sino eternidad pura.
De regresar a nuestro inédito invierno, recordaría que tienes voz.
La remembranza de tus detalles intangibles me atrae de nuevo.
Esperanza es su nombre. Sí existe, me llevará a ti con el tiempo.
Un idioma plausible que compartimos, es ahora solo distancia.
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