Él es Joel Puma, a sus cinco años de edad y gracias los
iconos verbales usados por su profesora, aprendió la vida de un héroe que nació
hace más de cien años, que luchó en una guerra perdida y que ahora es un
personaje famoso y recordado en los desfiles cívico patrióticos de un pueblo
que aún sufre los estragos de una de las mayores inundaciones de nuestra Región
en los últimos 20 años.
Joel conoce los logros de este personaje y los declama de
manera armónica y sin errores en un poema de aparente complejidad que aprendió
en su jardín de niños, que ya no está. Sin embargo, la desaparecida institución
educativa de Joel, ha sido re ubicada temporalmente en un salón prestado de
otra institución educativa donde los alumnos y profesoras luchan día a día
contra inconvenientes, necesidades, falta de agua, problemas de desnutrición,
propaganda política y falta de crayolas para dibujar.
Joel es un héroe, si el héroe al que cita lo hubiese
conocido a él, en definitiva los roles se hubiesen intercambiado y otra persona
tendría que recitar poemas patrios en diferente versión.
A pesar de que la batalla recién empieza, existe mucho
entusiasmo y optimismo por parte de los soldados infantiles. Las armas que usan
son sus sonrisas, sus juegos en la tierra, las pelotas desinfladas y el poco
material con el que cuentan para aprender a leer, escribir y recitar.
Personajes que logran grandes méritos son siempre recordados
con recelo por otras personas, aquellas personas que logran marcar un momento
histórico mediante acciones, guerras y poemas recitados, componen parte
esencial de la memoria humana. A quienes el tiempo debe inmortalizar no solo en
libros y monumentos, es a aquellas personas que conocen el camino hacia el
éxito, al margen de desgracias y pesares quienes merecen la oportunidad de ser
grandes sin importar cuán tirano sea el enemigo.
¡Qué viva Mariano Santos! ¡Qué viva el héroe de Lucre! ¡Qué
viva Huacarpay!
Publicado por Ballena Azul en el 23 de junio del 2010 21:54
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