Y si te digo que te pienso en penumbras o con mi lámpara en luz tenue y mi corazón enlatado.
Te pienso además en traje azulino, viviendo en mi barrio y hablando del pasado.
Te conozco del rojizo cielo de invierno, de aquella luna marfil que te encantó.
Te imagino perspicaz, audaz y feroz; veo un tus ojos un tenor de pasión y sensatez.
Te siento sola, te temo olvidada. Que tus ojos me canten las noches que no dormiste.
Que tus labios toquen las palabras que nunca me atreví a decirte, quizá por timorato, quizá por tonto.
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