Hay mucho que decir. Cuando uno escribe puede soltar todo lo atado en el corazón, puede ser el poeta soñado que despierta a veces viajando en combi. En esta nube virtual, quiero desatar lo que por momentos me hace viajar.
domingo, 22 de julio de 2012
jueves, 12 de julio de 2012
Indeterminados
Nos hemos vuelto tan indeterminados,
tan banales que nuestra existencia se asemeja a una gota en la lluvia de febrero.
Somos líneas blancas en enormes cintas negras de asfalto,
hojas en otoño, cafés por las tardes y zapatillas húmedas en el rincón.
Un girasol no cambia la primavera,
no hace que atardezca más temprano,
no inspira más botones ni limpia las borrascas
que nos obliga a quejarnos siempre del clima.
Las palabras construidas en nuestros tiempos eternos se convierten en iterativas,
causan desazón y vacilaciones, se vuelven peligrosas,
nos contamina la memoria pensar en que ya existieron
y ahora son indeterminados los verbos ahogados.
Para que explicar que el té se enfría en la espera,
que los corazones se entibian en la distancia
y que los llantos se disuelven cuando no es con ganas,
mientras el centro del mundo sigue siendo blanco humo.
Un áspero sabor a “común” contradice los sueños a luna,
las tardes sin presencias elementales,
sin química alucinógena y llena de contradicciones,
hervidas mil veces en la misma lava. Aún nos quedan los impulsos,
los apacibles inviernos en la sacra habitación,
querer ser lo que nunca encontramos, omnipresentes, invisibles al cambio,
tus palabras versus las falacias.
tan banales que nuestra existencia se asemeja a una gota en la lluvia de febrero.
Somos líneas blancas en enormes cintas negras de asfalto,
hojas en otoño, cafés por las tardes y zapatillas húmedas en el rincón.
Un girasol no cambia la primavera,
no hace que atardezca más temprano,
no inspira más botones ni limpia las borrascas
que nos obliga a quejarnos siempre del clima.
Las palabras construidas en nuestros tiempos eternos se convierten en iterativas,
causan desazón y vacilaciones, se vuelven peligrosas,
nos contamina la memoria pensar en que ya existieron
y ahora son indeterminados los verbos ahogados.
Para que explicar que el té se enfría en la espera,
que los corazones se entibian en la distancia
y que los llantos se disuelven cuando no es con ganas,
mientras el centro del mundo sigue siendo blanco humo.
Un áspero sabor a “común” contradice los sueños a luna,
las tardes sin presencias elementales,
sin química alucinógena y llena de contradicciones,
hervidas mil veces en la misma lava. Aún nos quedan los impulsos,
los apacibles inviernos en la sacra habitación,
querer ser lo que nunca encontramos, omnipresentes, invisibles al cambio,
tus palabras versus las falacias.
martes, 10 de julio de 2012
Ciclo
Por la mañana,
te escribiría en cada gota de lluvia,
y en cada una, habría una copla.
A la tarde,
te respiraría en el crepúsculo,
llenaría mis fosas de tu vida.
En la noche,
te extrañaría en mi regazo,
y esperaría a la mañana,
para escribirte de nuevo.
te escribiría en cada gota de lluvia,
y en cada una, habría una copla.
A la tarde,
te respiraría en el crepúsculo,
llenaría mis fosas de tu vida.
En la noche,
te extrañaría en mi regazo,
y esperaría a la mañana,
para escribirte de nuevo.
Paloma
A veces intento plasmarte en mis ideas, a veces tangibles,
tangibles como la piel de durazno,
trato de contemplarte a la vez que tu mirada me invade
y tu sonrisa no deja de amarme.
Te inspiro en cada luz de vela que aterciopela tus encantos,
me colman las ansias por tan sólo cuajarte en un verso,
pero me complica saber que eres como el universo en ellos,
infinito en mi pecho que irradia sentimientos inimaginables.
A los corazones ofrecidos les queda esperar respuestas,
a mi corazón en tus manos le sobran motivos para suspirarte,
perpetuos como el brillo de la luna y la cálida tarde de verano,
los besos en mi cuello y las cenizas al viento.
Me recuerdas a la vida, a la nostalgia, a la verdadera palabra amor,
me enseñas miles de veces a entregarme plenamente.
Quisiera poder plasmarte y hacerte canción,
lo intento adrede, me esfuerzo,
al darme cuenta y sin atrevimiento,
me doy cuenta que ya eres mi todo,
todo lo que se pudo haber inspirado por un amor.
tangibles como la piel de durazno,
trato de contemplarte a la vez que tu mirada me invade
y tu sonrisa no deja de amarme.
Te inspiro en cada luz de vela que aterciopela tus encantos,
me colman las ansias por tan sólo cuajarte en un verso,
pero me complica saber que eres como el universo en ellos,
infinito en mi pecho que irradia sentimientos inimaginables.
A los corazones ofrecidos les queda esperar respuestas,
a mi corazón en tus manos le sobran motivos para suspirarte,
perpetuos como el brillo de la luna y la cálida tarde de verano,
los besos en mi cuello y las cenizas al viento.
Me recuerdas a la vida, a la nostalgia, a la verdadera palabra amor,
me enseñas miles de veces a entregarme plenamente.
Quisiera poder plasmarte y hacerte canción,
lo intento adrede, me esfuerzo,
al darme cuenta y sin atrevimiento,
me doy cuenta que ya eres mi todo,
todo lo que se pudo haber inspirado por un amor.
Enero 2012.
jueves, 5 de julio de 2012
Licántropo
Licántropo insaciable que buscas en el campo
las manos gastadas de los hombres que aman su esfuerzo.
De las mujeres que gozan sus partos y mueren por sus crías,
crías que emprenden rumbos sin retorno a tierras olvidas.
Huyen los descamisados de tus garras profanadas con sangre,
alrededor de tu aliento la humedad del bosque se entibia.
Las punas inalcanzables se ahuecan a tus pasos agigantados,
olvidas las almas de los que nacen sin corazas y comes sus casas.
Te conviertes en presa con el llanto del corajudo,
aquel que no calla cuando tu aullido las noches amenaza.
Empiezan las arengas por los defensores del trabajo
esos que aman y no dejan en el tintero la calma.
Cansados de tus acechos y descuidos en festines,
siempre abusados, atacados y descuidados.
Hoy los que levantan la frente, se abalanzan contra tu desprecio,
de depredador a licántropo azuzado.
Huye fiera asesina, con tus patas añejas y golpeadas,
retorna con tus capitales obscenos llenos de borrajas.
Caníbal a ratos y presa a momentos, ingenuo peludo
a estas tierras no regresas ni con la cola entre tacos.
las manos gastadas de los hombres que aman su esfuerzo.
De las mujeres que gozan sus partos y mueren por sus crías,
crías que emprenden rumbos sin retorno a tierras olvidas.
Huyen los descamisados de tus garras profanadas con sangre,
alrededor de tu aliento la humedad del bosque se entibia.
Las punas inalcanzables se ahuecan a tus pasos agigantados,
olvidas las almas de los que nacen sin corazas y comes sus casas.
Te conviertes en presa con el llanto del corajudo,
aquel que no calla cuando tu aullido las noches amenaza.
Empiezan las arengas por los defensores del trabajo
esos que aman y no dejan en el tintero la calma.
Cansados de tus acechos y descuidos en festines,
siempre abusados, atacados y descuidados.
Hoy los que levantan la frente, se abalanzan contra tu desprecio,
de depredador a licántropo azuzado.
Huye fiera asesina, con tus patas añejas y golpeadas,
retorna con tus capitales obscenos llenos de borrajas.
Caníbal a ratos y presa a momentos, ingenuo peludo
a estas tierras no regresas ni con la cola entre tacos.
El último arroz con leche
Ingredientes:
6 tazas de agua
1 taza de arroz
½ taza de azúcar
1 lata de leche condensada
1 lata de leche evaporada
Canela y clavo
Cáscara de naranja
6 tazas de agua
1 taza de arroz
½ taza de azúcar
1 lata de leche condensada
1 lata de leche evaporada
Canela y clavo
Cáscara de naranja
Preparación:
Hervir el agua con la canela, el clavo y la naranja.
Lavar el arroz y agregar al agua hirviendo. Cuando el arroz esté cocido, agregar la leche condensada y la leche evaporada. Agregar el azúcar.
Esperar que tome punto y dejar enfriar.
In memoriam
Hilda Valdivia de Deza
1933 - 2012
Hervir el agua con la canela, el clavo y la naranja.
Lavar el arroz y agregar al agua hirviendo. Cuando el arroz esté cocido, agregar la leche condensada y la leche evaporada. Agregar el azúcar.
Esperar que tome punto y dejar enfriar.
In memoriam
Hilda Valdivia de Deza
1933 - 2012
miércoles, 4 de julio de 2012
Continuación a "no me beses"
Escribo para recordarte a mi lado, para escucharte cantar en bodas y fumar narguile de manzana. Escribo para no olvidarte, ni olvidar nuestra vida pueril. Escribo a tu lado mientras escucho Mocedades y veo a Allen. Escribo para hacer mía la noches, y tocarte como violanchelo, aunque de músico no me va bien. Escribo para que me leas en cartas y me veas en dvd's piratas. Escribo porque espero conocer a Darín y porque aún sueño con un beso de 3 horas.
Escribo para recordar que no debo besarte, pero que sueño haciéndolo y por favor, no me beses, al menos no delante de mi novia.
Escribo para recordar que no debo besarte, pero que sueño haciéndolo y por favor, no me beses, al menos no delante de mi novia.
domingo, 1 de julio de 2012
A dos pasos
Pululando sobre frías aceras,
entre miles de suelas y temores,
dirigido a luces sepias relegadas,
a dos pasos de tu odio y sentido.
Colmado de pereza en mis bolsillos,
abarrotado de activos y pasivos,
en deuda con el encantado parafraseo,
a dos pasos del conflicto emotivo.
Vertientes de alcoholes canallas,
enrojecido por las pataletas inéditas,
armado de caricias de montañas,
a dos pasos de la mordida humana.
Descerebrado, acefalado, cardiotomizado;
cerezas y moras intoxicadas de él,
supuesto desconocido de normas innegables,
a dos pasos del suicidio carnal.
En busca de la divina dirimencia,
aplausos lejanos a logros parciales,
corriendo tras seres alados perfumados,
a dos pasos del peñasco y el revoloteo.
entre miles de suelas y temores,
dirigido a luces sepias relegadas,
a dos pasos de tu odio y sentido.
Colmado de pereza en mis bolsillos,
abarrotado de activos y pasivos,
en deuda con el encantado parafraseo,
a dos pasos del conflicto emotivo.
Vertientes de alcoholes canallas,
enrojecido por las pataletas inéditas,
armado de caricias de montañas,
a dos pasos de la mordida humana.
Descerebrado, acefalado, cardiotomizado;
cerezas y moras intoxicadas de él,
supuesto desconocido de normas innegables,
a dos pasos del suicidio carnal.
En busca de la divina dirimencia,
aplausos lejanos a logros parciales,
corriendo tras seres alados perfumados,
a dos pasos del peñasco y el revoloteo.
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