Pululando sobre frías aceras,
entre miles de suelas y temores,
dirigido a luces sepias relegadas,
a dos pasos de tu odio y sentido.
Colmado de pereza en mis bolsillos,
abarrotado de activos y pasivos,
en deuda con el encantado parafraseo,
a dos pasos del conflicto emotivo.
Vertientes de alcoholes canallas,
enrojecido por las pataletas inéditas,
armado de caricias de montañas,
a dos pasos de la mordida humana.
Descerebrado, acefalado, cardiotomizado;
cerezas y moras intoxicadas de él,
supuesto desconocido de normas innegables,
a dos pasos del suicidio carnal.
En busca de la divina dirimencia,
aplausos lejanos a logros parciales,
corriendo tras seres alados perfumados,
a dos pasos del peñasco y el revoloteo.
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