raído por infamias y golpizas.
Tiene las alas resquebrajadas, las uñas ensangrentadas.
Ya no vuela erguido, lo hace cohibido.
Las noches las pasa lastimado, su silencio está perdido.
Ruega por indulto, y por el cielo ser extrañado.
No le aman, ya no le necesitan,
lo que hizo es inane para los hombres.
Le aborrecen los taimados.
No merece clemencia, traidor de la gloria.
Servil le llaman, ángel caído.
Viaja sin descanso en busca de lo relegado.
Al final del abismo, sin consuelo, él te ha encontrado.
Ya no sirve de nada pues, todo ya lo ha empeñado.
Para este ángel obstinado,
no hay forma de volverte a la vida.
Febrero 2011.
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