En mi vientre guardo una sonrisa.
Te pido una caricia con amor, que tomes mi mano y me hagas realidad.
Cansada de ser tu aprendiz y olvidada del mar.
Mi fortaleza la hallo en mi corazón, me hace muy fuerte amar.
No amo sin pasión, no amo en traición, aunque de esto siempre me han de hablar.
Puedo ser sensible si me miras de esa manera, me callo en tus palabras y odio las abejas.
Las veces que me siento libre, me envuelvo en mis dilemas.
Me contradigo al descansar en tus miradas.
Siento cuando quiero. Perdono sino lo recuerdo y te olvido si me da la gana.
Yo elijo por dónde piso, no me limpio paños con tus mentiras.
Me identifico con mi propia historia, yo hago mis líneas por las cuales oigo mis deseos.
Marco mi soledad con mi éxito. Mi triunfo para mis hijos.
Mis defectos los ignoran, al igual que mis sentimientos.
Practico mi aprendizaje con mis errores y lidero con mis cantos.
Admiro mi ternura y ya no me lastima tu orgullo.
Me inspiran las estrellas donde escondo mis ideales, donde olvido mi realidad.
Aguardo tu abrazo cálido que me protege, pero desprecio pensar en grande.
Choco con los personajes que yo misma creo, que invento en mis suspiros.
Alocada con mi expectativas, desvaneciendo mi esencia humana.
Juego al equilibrio en la cuerda del destino.
Dejo que mis caprichos te encadenen a mis pies.
Mi carácter no permite tus órdenes.
Sé por dónde orientar mis cabales cuando tú asumes quererme.
Para mí no hay otra forma de definir tu compañía.
Sólo hay dos caminos, decidir mi senda o esperar la divinidad.
Tú buscas evitar lo lastimado, pero debes animarte cuando caes.
No busco tristezas que me abatan, tan sólo la libertad de ser yo misma.
Siento que está incompleto, no hablo de mis mordidas.
También depredo mis causas, también hago maldiciones.
No permito que se alejen de mí.
Recuerdo mis coloquios y despertares, donde eras nada y te hice hombre.
No hay penas que me deliberen, hay poemas que me hablan.
Hago guerras pero igual me amas.
Soy desequilibrada, con altos y bajos.
Me caigo, me levanto, me río, te pienso. A la vez te repelo.
Mido tus idas y venidas.
Caigo cuando te pruebo, no eres la delicia, pero me regocijo.
Aprendo de tu sabor y de tu experiencia.
Te celo en mi campo y sin saber que te da felicidad, me hago, de nuevo, libre.
Abrill 2011.
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